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El Salvador
Hubo quien se curó de su miedo a las alturas, y algún otro de la vergüenza a bailar en público. Pero mas allá de la experimentación, la diversidad de las metodologías apoyadas en las artes o las reflexiones sobre experiencias en el trabajo comunitario amplió las perspectivas de los y las participantes del Encuentro Centroamericano de Intercambio de Metodologías, no solo para el trabajo, sino para la vida…
“Te ayudan a encontrar cuáles son tus miedos”. Esa fue la frase con la que Juan Carlos Ocampo, de Nic
aragua, resumió la experiencia del descenso en cuerdas (rappel), una de las actividades mas intensas y populares entre los talleristas que se reunieron en Honduras para experimentar con una diversidad de lenguajes en apenas dos días.
El golpe de la adrenalina que se siente en el pico de una roca, antes de descender por ella, fue el punto de partida para una reflexión sobre la importancia de perder el miedo a lo desconocido, y a lo que creemos que no somos capaces de realizar.
De algún modo, esa fue la sensación predominante a lo largo de las dos jornadas que comprendió el Encuentro Centroamericano de Intercambio de Metodologías de trabajo con jóvenes, que para muchos de los participantes significo “su primera vez” en el contacto con expresiones artísticas como la pintura, la escritura creativa, el teatro, la danza, la creación de radionovelas, algunas de las técnicas del circo y la manipulación de títeres.
Para unos se trato de vencer el temor a las alturas, para otros el temor a expresar la propia sensibilidad.
Dicho encuentro reunió alrededor de 90 participantes en Honduras, los días 29 y 30 de agosto, como parte de la búsqueda de alternativas para jóvenes que promueven el Programa de Seguridad Juvenil en Centroamérica de ICCO (Holanda) y el Programa “Beyond Repression” de Soleterre (Italia).
La primera noche, después de la cena, la bienvenida estuvo colmada de una serie de juegos y dinámicas de integración dirigidos por Alejandro Gallo y Luis Tinoco de Eco Ceiba, Honduras.
El segundo ingrediente del menú de bienvenida fue la presentación de la obra “Huellas”, a cargo de los jóvenes de
Feria de intercambio
Los participantes del encuentro tuvieron la oportunidad de asistir a una suerte de feria con una diversidad de talleres para escoger.
“Me gustaron bastante los movimientos y técnicas que nos enseñó, aprendimos que a veces podemos expresar lo que sentimos
con nuestro cuerpo, (y que) si estamos enamorados no hace falta un poema”, expresó Edwin Amílcar Morales, de El Salvador, sobre su experiencia en el taller de danza que impartio Marielos Guardado de TNT, El Salvador. Unas ho
ras mas tarde, Amílcar, junto a varios otros jóvenes, de ambos
sexos, saltaba extendiendo brazos y piernas, giraba y hacia “cargadas” en una sensual y emotiva coreografía montada sobre la música de “Vivo por ella”, de Andrea Bocelli y Martha Sánchez.
El dominio del propio cuerpo se combino con experiencias de vértigo en el taller de circo-teatro, que estaba diseñado como un pequeño circuito con tres estaciones: diábolo, malabares-acrobacia y zancos.
“Me encantó, fue uno de los talleres más interesantes que he recibido, uno se conecta con el cuerpo, aprende a quitarse el miedo y a retarse. Es una manera alternativa y llamativa de abordar temas con jóvenes”, opino Verónica Reyna, de El Salvador. Ella dijo haber encontrado su vocación en el diábolo, un tipo de yo-yo que se maneja con ambas manos, pero reconoció que la altura de los zancos casi la hace llorar.
El momento de la relajación llego con el taller de sensibilización que condujo Rosa Chávez, de Caja Lúdica, Guatemala. Respiración, contacto piel con piel, arrullo colectivo y estiramiento fueron algunos de los ejercicios que pusieron a todo mundo del mejor humor.
La segunda noche tuvo lugar una Expoferia, en la que cada organización expuso algunas muestras gráficas y escritas sobre el trabajo que desempeñan. Libros, trípticos, periódicos murales, camisetas y artesanías, fueron algunos de los objetos que intercambiaron unos con otros.
Luego llegó el turno del baile, inaugurado por los jóvenes del Movimiento Hip Hop de Guatemala, con demostraciones de la lírica de Mr. Rimas y Mr. Fer, quienes abrieron paso a impresionantes movimientos -casi de contorsión- de Rudy de Guatemala y una suerte de acrobacia corporal por parte de los jóvenes bailarines Yopi y Boni de Honduras. La velada culminó con el área del vestíbulo del centro de retiro bailando punta y regguetón bajo el cuadro de un Cristo que decía: Bienvenidos.
Más allá de la diversión
No solo de talleres se nutrieron los y las jóvenes que asistieron al encuentro. Más allá del juego y las experiencias nuevas, diferentes espacios facilitaron la reflexión sobre como podían aplicarse estas metodologías al trabajo con jóvenes en sus comunidades de origen.
Además de ser la pregunta clave que cerro cada uno de los talleres, durante la evaluación general pidió a los participantes sus valoraciones al respecto.
Las radionovelas, por ejemplo, fueron consideradas como una vía de expresión que permite reflejar las situaciones que viven los jóvenes en los barrios: “En una sola radionovela tocamos varios temas que se dan en toda Centroamérica, discriminación, violencia intrafamiliar o contra la mujer, embarazo adolescente. Lo que más me gustó es que nosotros le pudimos poner el final feliz”, señalo uno de los participantes de dicho taller.
Sobre el taller de liderazgo, uno de los talleristas rescató una reflexión fundamental: “Uno puede pensar ‘soy líder y yo mando’, pero tiene que saber escuchar y tener tiempo para todos”.
Del taller de autogestión comunitaria, se valoro sobre todo la experiencia del facilitador: “Me motivó saber que un joven que una vez estuvo en drogas hoy es un líder juvenil”, manifestó uno de los participantes. “Si él lo pudo hacer nosotros podemos motivar a la juventud y rescatarla”, añadió otro. “El punto de partida es darle nuestra amistad, confianza y cariño al jóven, aspectos que ha echado de menos tanto en su infancia”.
Al finalizar la ronda de opiniones sobre los talleres, se realizó un circuito de juegos que indujeron a la reflexión sobre cuatro aspectos principales: qué importancia tienen las metodologías innovadoras al trabajar con jóvenes en Centroamérica, qué prácticas que hay que evitar en los proyectos y programas destinados a los jóvenes, qué tipo de poder y liderazgo se promueve al hablar de empoderamiento juvenil y los efectos de los prejuicios en las relaciones intergeneracionales.
Cada aspecto se abordó en una estación diferente, con diferente metodología, y los participantes se trasladaban, en grupos, de una estación a otra. En la estación 1-recomendaciones para el trabajo juvenil- los participantes crearon un dibujo colectivo con un lápiz sujetado por 18 cuerdas (cada quien jalando una cuerda). Al llegar a la estación 2 –empoderamiento- los participantes fueron sorprendidos al ser recluidos en una cárcel, con la oportunidad de escaparse colectivamente, pero en donde se les prohibía hablar. La estación 3-contexto- recreó en círculos de tarjetas de colores las represiones que los participantes vivían en sus comunidades de origen, y las alternativas de resistencia. En la cuarta y última estación -relaciones intergeneracionales- manchas de color en la cara permitieron experimentar la sensación de cargar con un estigma.
La tercera y última noche, se dedicó a presentar pequeños números artísticos de los conocimientos adquiridos en los talleres. De esta forma, los participantes del taller de teatro presentaron una obra corta sobre el maltrato a la mujer en una relación de pareja, algunos participantes del taller de escritura creativa leyeron poesía de autores reconocidos y Mr. Fer leyó un texto que próximamente se convertirá en canción en la que critica a la clase política.
Los y las jóvenes que participaron en el taller de danza exhibieron estilizados y difíciles movimientos de una coreografía liderada por la joven Marielos Guardado y Juan Carlos Ocampo, de Nicaragua, compartió con la concurrencia algunas de sus composiciones musicales acompañado de una guitarra. En la última canción le acompañó en la voz Tutti, de Guatemala.
Globos y deseos de despedida
En pequeños grupos, los y las jóvenes escribieron en un trozo de papel un deseo para la juventud ahí representada. Esta viñeta fue pegada en cada uno de los globos que se liberó en el campo de fútbol instantes después. La última tarea en grupo del taller fue soplar el fuego que elevaría globos de papel de china en medio de la noche, portando los deseos, de juventud a juventud.
El primero que despego con éxito fue “Paz y libertad”: que los jóvenes sean libres de hacer y decir lo que deseen.
Así se fueron liberando varios más y, por alguna extraña razón, un primer globo que se quemó antes de alzar el vuelo fue el que portaba el deseo de “construir una sociedad con justicia e igualdad”...
“¡Soplen, soplen…!”… “¡Suéltenlo!”… Con esas palabras y un aplauso final se despidió el último globo de la noche, que ya no portaba ningún deseo escrito pero que recogía el espíritu y la amistad del grupo reunido en Honduras.
La fogata iluminó un breve espectáculo a ritmo de tambor, malabares y zancos, y los últimos juegos del encuentro… La noche fue larga en las últimas conversaciones y despedidas. “Ahí dormiremos en el bus”- dijo mas de uno.
Además de los recuerdos, y gracias al desvelo de los organizadores de
Las distintas delegaciones comenzaron el retorno muy temprano, con un equipaje cargado de aprendizajes, amistades e imborrables recuerdos de un singular viaje de intercambio de modos y lenguajes para trabajar con jóvenes. Un viaje que atravesó Centroamérica en dos días.
Fotografías de Marijin Singer y Mauro Corinti
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